Nuevas evidencias de agua en la Luna

Los datos proporcionados a la NASA por el impacto de la sonda LCROSS contra la superficie del satélite en octubre apuntalan lo que ya es una certeza para la comunidad científica. La sonda, lanzada a 9.000 kilómetros por hora, perforó la corteza superficial que cubre el cráter Cabeus, cercano al polo sur lunar, emplazado en una región en permanente oscuridad.

Los datos preliminares obtenidos por otra sonda equipada con cámaras fotográficas desvelan la existencia de una cantidad "importante" de agua helada en el subsuelo del cráter. "El hallazgo abre un nuevo capítulo en nuestra comprensión de la Luna", indicó la agencia espacial estadounidense en un comunicado. "Estamos desvelando los secretos de nuestro vecino más cercano y, por extensión, del Sistema Solar en su conjunto", refrendó Michael Wargo, jefe científico del proyecto.

 

Las áreas amarillas indican las bandas de absorción de agua del espectrómetro de infrarrojos

 

Un penacho de vapor
El impacto del cohete el 9 de octubre levantó un penacho de vapor y polvo fino, seguido de una emisión de material más grueso. Partículas que, a decir de los científicos "no habían visto la luz del Sol en billones de años". Aunque se necesitan comprobaciones y análisis adicionales, "se puede decir con seguridad que Cabeus aloja agua en su interior", recalcan.

Desde hace muchos años los astrónomos han especulado sobre el origen de cantidades significativas de hidrógeno observadas en ambos polos lunares. Los hallazgos de LCROSS arrojan nueva luz sobre la cuestión con el descubrimiento de agua, que -dice ahora la NASA-, podría estar más extendida y en mayor cantidad de lo sospechado previamente". Si ese agua se formó o quedó atrapada hace miles de millones de años, estas trampas de hielo podrían ofrecer valiosa información de la historia del Sistema Solar, del mismo modo que los testigos de hielo que se extraen de la Antártida o de Groenlandia informan sobre la evolución de nuestro planeta. Además de ello, la existencia de agua en cantidades significativas mejora las perspectivas para futuras misiones tripuladas de exploración del satélite. Junto a los vestigios de agua, la proyección de material provocada por el impacto de la sonda sugiere la presencia de otras sustancias "intrigantes" que han de ser examinadas también.

 

Datos del espectrómetro de rayos ultravioleta tomada poco después del impacto. Estas líneas de emisión (indicado por las flechas) son un diagnóstico de los compuestos de vapor encontrados en la nube de desechos.

 

Desde el "Apolo"
En septiembre otros proyectos de investigación de la Luna llegaron también a la conclusión de que hay agua en el astro. Instrumentos de la NASA a bordo de la sonda india Chandrayaan-1, lanzada a finales de 2008, y espectrómetros instalados en las sondas Cassini y Epoxi confirmaron la existencia de vestigios de agua y de hidróxilo en la Luna al analizar la luz que refleja su superficie y detectar longitudes de onda compatibles con el enlace químico entre dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno (H2O).

Ya hace 40 años la misión Apolo regresó a la Tierra con rocas lunares en las que se descubrieron vestigios acuosos. Entonces se creyó que procedían de las filtraciones originadas por el reingreso en la atmósfera terrestre. Ahora se sabe que no era así y que eran naturales. Todos estos descubrimientos y los que seguirán en el futuro están contribuyendo a desterrar la arraigada idea de que nuestro satélite es un cuerpo celeste árido e inerte.