Si un punto brillante lejano, por ejemplo un quasar, es observado cuando una gran masa se interpone entre éste y el observador, la desviación de los rayos de luz generan un efecto lente. El resultado es que, justo como ocurre con una lente óptica, la luz se enfoca y el objeto se ve más brillante. También pueden aparecer imágenes multiples del mismo objeto.

Una galaxia masiva produce la curvatura del espacio a su alrededor, lo cual hace que la luz se desvíe. Si esta galaxia no se observa porque tiene poco brillo, o si lo que tenemos es un cuerpo masivo que no emite luz, el efecto de lente gravitacional nos permite la detección de materia oscura, revelada por las imágenes múltiples de la fuente de luz lejana.

El arco en Abell 370 fue el primero en ser descubierto, en 1985. Ambos lados presentan la misma distribución de energía y, por lo tanto, ambos pertenecen a la misma estructura. Se trataba de una galaxia joven, relativamente cercana. Todos estos resultados confirman que el arco en Abell 370 se debe a una lente gravitacional que altera la radiación de una galaxia cercana.

Está claro que la observación de estos arcos gigantes en distantes cúmulos de galaxias ha abierto nuevos campos de investigación del fenómeno de lentes gravitacionales. Podemos imaginar a los astrofísicos usando ricos cúmulos de galaxias como telescopios gravitacionales para investigar objetos más distantes.